Ecología de Sistemas Humanos

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Parto natural: ¿utopía o realidad?

¿Cómo vivir desde el placer la maternidad y paternidad?

Cristina Aznar

Mayo 2000. Ponencia presentada en el congreso internacional sobre Parto Natural celebrada en el Palacio de Miramar en Donostia

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Quiero iniciar el tema que a mí me incumbe hoy, cuestionándonos algo que hoy en día se oye mucho en las consultas, a las madres y padres en la calle, en los grupos preparatorios al parto...:

Tengo miedo.

Tengo pánico al parto.

No quiero sufrir.

Parir: eso es masoquismo puro, ¿cómo es posible sufrir en el siglo XXI?

La maternidad y paternidad implican un cuestionamiento de por vida, ¿Nos hemos planteado si realmente existe muy coherencia entre el deseo objetivo de la madre y el padre, o quizás se trata de proyecciones de sus propias carencias?

Muchas mujeres en países desarrollados, como el nuestro, han pensado y decidido no tener hijos, se han abstenido, considerando que en su ritmo de vida no hay lugar para un hijo; otras madres quieren tener hijos sin que estos entorpezcan el ritmo del adulto, creciendo al ritmo de cuna, biberón y guardería o aparca-niños. Hay otro grupo de madres y padres que tienen ilusión y deseo de traer hijos al mundo y disfrutar de los mismos, dándole sentido a la vida y a una generación que mejore la anterior y a nosotros mismos.

En mi experiencia como profesional, he oído a mujeres decir: “Esperaba llenar ese vacío existencial que tengo, teniendo un hijo”.

Al hilo del placer: ya en el siglo XVII, el médico, químico y físico alemán Georg Stanl, hablaba en contra de la concepción cartesiana del organismo como “máquina”. Sostuvo que nada en el organismo humano puede ser explicado en términos mecanicistas y que todo, puede serlo al contrario siempre y sólo en términos de Fuerza Vital.

El mismo Reich, médico, neuropsiquiatra, reconoció repetidamente su propia deuda con algunos pensadores y científicos, desde Giordano Bruno hasta Bergson, el filósofo del Impulso Vital, en desacuerdo con el positivismo mecanicista, y también a Paul Schilder, profesor de psiquiatría en Viena, el cual nos aporta algunos preciosos puntos de partida para la concepción de la identidad funcional entre: Angustia y Simpaticotonía y Placer y Parasimpaticotonía.

Por unos instantes imaginemos situaciones, eventos que nos produzcan placer, alegría de vivir. Posiblemente si nuestro momento y todo nuestro ser nos lo permite, podremos conectar con una situación de expansión, de apertura, y de placer. Todo nuestro ser estará bajo el influjo del Parasimpático.

Por el contrario, imaginemos una situación que nos produzca pánico, miedo, en este caso, la tendencia de nuestro biosistema es a la contracción, a la paralización, a cerrarnos. Esto conlleva una Simpaticotonía generalizada.

Así pues: el Embrión-Feto intrauterino ya empieza a vivir las influencias del placer, del displacer... ¿Es posible acercarnos a sentir lo que puede ser estar en el cuerpo de alguien, siendo nutridos y arropados?.

El Dr. Frank Lake (1966) ya hablaba sobre la vulnerabilidad del Feto ante todo lo que pasa dentro de la madre, en particular durante los tres primeros meses y nos decía que el sufrimiento, en sus peores formas, tiene lugar en los tres primeros meses del embarazo. No es de extrañar esta íntima conexión entre la madre y el feto, ya que cuando estamos enfadados o atemorizados, cada célula de nuestro cuerpo es informada sobre la situación emocional: desde las puntas de los dedos que se curvan con la tensión, hasta el pelo que se pone de punta. ¿Cómo es posible pensar que todas estas emociones excluyan al feto?.

Al hilo de la vulnerabilidad del feto diré que el Embrión-Feto no tiene psiquismo, pero sí una memoria celular, por ese motivo, el concepto de Expansión del Biosistema materno es importante, en concreto un útero expansivo, energético, que pulsa, incide directamente sobre el Embrión-Feto. Por el contrario, si imaginamos por un momento un útero encogido, espástico ¿cómo puede vivirse el embrión en su interior?.

Ciertamente la emoción de miedo, angustia, la rabia, la impotencia, situaciones no elaboradas, inciden directamente sobre el Diafragma de este Embrión-Feto, siendo esta zona de vital importancia en ese tiempo, y como Gessell apuntaba en su libro “Embriología de la conducta”: el hombre crece, la conducta se va desarrollando...

Es cierto que vemos pelvis adultas retraídas aparentemente, sin saber su origen, sin embargo es posible que sean debidas a bloqueos diafragmáticos motivados por situaciones de angustias pre y postnatales.

Es importante tener conciencia de estos aspectos emocionales, ya que el hecho de ser conscientes y poderlos vivir sin culpa implica tener en cuenta la propia historia, tanto de la madre como del padre que son padres hoy, pero fueron bebés ayer y como tal, fueron concebidos, paridos y criados y dependiendo cómo no podemos obviar la historia de cada uno de nosotros-as y ser conscientes de todo esto nos permite sanar heridas, reconciliarnos con el pasado y darnos cuenta cómo ciertas actuaciones dan lugar a sufrimientos intensos. Lógicamente, cuando el pánico nos invade es difícil calmarlo, en ese momento preciso, por todo esto, la Prevención es importante ya durante el Embarazo, Parto y Crianza.

Hoy se oye mucho:

No quiero enterarme de nada.

Que me duerman.

Que me lo saquen.

No queremos oírlas gritar.

Mucha tontería, dejándolos allí abrazados, pero ¿dónde se han creído que están?.

Ciertamente la vida sin emoción no es vida. El Embarazo, el Parto y la Crianza son partes de esa VIDA.

¿Quién no ha sentido el rubor de la emoción cuando se enamora, cuando le abrazan, cuando siente el contacto del otro a través del abrazo genital, cuando miras un amanecer, cuando ves a un animal nacer y a su hembra recogerle y lamerle?.

Por lo tanto ¿Es posible parir sin sentir nada? El Parto, la Crianza es parte de la vida de una-o.

Ciertamente la emoción está, pero se inhibe la expresión. El miedo está pero no se vincula, el hecho de ser conscientes de esta emoción, el no negarla, el saber que está ahí VIVA expresándose, facilita la buena dinámica fetal y esto tiene repercusiones tanto durante el Embarazo, como en el Parto y la Crianza.

En una ocasión, ayudando a una mujer en el transcurso del trabajo de su parto, pudo expresar ese miedo que sentía a lo desconocido, a la incógnita de sus orígenes, el hecho de elaborarlo y vincularlo, le permitió conectar con su respiración profunda, relajando su diafragma y de esta forma nació su hijo.

W. Reich nos decía que lo que ahogaba al niño es un útero tenso, espasmódico, contraído, lo que implica una falta de O2 y u aumento del CO2.

Michel Odent, obstetra francés, considera que una mujer debe recurrir a sus propios recursos para que le ayuden a pasar las poderosas contracciones del parto, en lugar de perjudicar la puesta en marcha de los mismos con un apaño rápido y tecnológico “el calmante”.

Odent cree que la producción natural de endorfinas es el mejor calmante, y una mujer que se siente segura y firme puede producirlas en abundancia durante el Parto.

Así encontramos mujeres que comentan de su experiencia: “Entre contracción y contracción dormía, me relajaba, estaba como traspuesta en otro mundo y sentía perfectamente cuando venía, de nuevo, otra contracción, contactaba con la respiración profunda hasta que pasaba...”.

De esta manera, la anestesia separa a la mujer de su cuerpo, en un momento en el que justo tiene la enorme necesidad de sentir lo que está pasando. Madre y Bebé no hacen el camino juntos. El Parto es un proceso involuntario, implica un funcionamiento neuromuscular, controlado por el sistema Neurovegetativo, el Parto es algo vivo, energético. El dolor es un indicativo de que la musculatura se abre, si facilitamos el contacto con la emoción y la expresión de la misma, este mismo hecho relajará la musculatura y el proceso avanzará más rápidamente. Cuando por naturaleza esto es así, porque la civilización moderna, la Obtetricia Tecnológica enseña a tener miedo. Prepara para el sometimiento al poder del médico, a la Norma Hospitalaria:

La cama.

Goteros.

Inmovilización.

Potro para parir.

Expulsivos contra natura.

Anestesia para impedir la expresión y fomentar la paralización...

Dejando de lado el poder del instinto, el poder que tenemos las mujeres para Parir y nuestra capacidad de dar vida, de amamantar. ¿Dónde hemos dejado ese instinto del mamífero?

En los grupos de preparación habría que potenciar todo esto y desculpabilizar.

Estudios realizados en el Hospital Queen Charlotte y publicados en The Lancet, afirmaban que: la anestesia epidural es efectiva para quitar el dolor, pero las mujeres que la utilizaron, se sentían menos satisfechas durante el parto que las que no habían utilizado calmantes.

Oakley (1977) afirmaba que las mujeres drogadas son más fáciles de llevar y manipular. Hemos perdido nuestro punto de referencia.

Los calmantes se necesitan para embotar la terrible sensación de aislamiento que puede sentir una mujer sin ese apoyo emocional, sin sentir ese contacto con otra mujer que simplemente está, la mira, la escucha, la alienta, la acompaña.

La matrona, la partera no busca dirigir el parto, sólo lo presenciaba asegurándose que todo transcurría por los cauces normales.

Esta mujer apoyaba, transmitía valor, tranquilidad, serenidad y dinamizaba el proceso, masajeaba, respiraba al ritmo profundo oxigenando al feto y a la madre. Era la fuerza de la mujer madre que ayudaba a dar la vida.

Recuerdo a una mujer hablando de su parto y decía: “A priori no quería anestesia, pero una vez ya en el trabajo de parto y hacia los 5-6 centímetros de dilatación me invadió el pánico al escuchar los gritos de otra mujer que en ese momento estaba pariendo”

¿Con qué conectaría esa mujer?

Se trata una vez más, de ratificar que, es nuestra historia, nuestro carácter, el que se pone al desnudo en estos momentos vitales; cada mujer sobre la base de una serie de características, como son sus vivencias afectivas, sexuales y su capacidad de abandono, etc., va a dar lugar a un tipo de parto y crianza. Debido a esto es necesario confiar en uno mismo y conocerse, ya que el Parto es un pasaje y el ser madre y padre lo es para toda la vida. Como tal pasaje, en los momentos del parto, ni el feto, ni la madre, ni el padre saben nada del mundo. Se trata de un momento especial de gran apertura. El Bebé es profundamente masajeado, siendo un masaje activo y energético. Diversos autores como Reich, Leboyer, Odent, hablan de un estado emocional intenso, que ayuda a la expulsión del bebé, poniéndose en marcha acciones instintivas de cuidado hacia el recién nacido que llevan a tocarle, mecerle, mirarle. Ello, a su vez, estimula al Bebé que en esos momentos tampoco quiere saber nada del mundo, no le interesan los ruidos, ni las luces, sólo le interesa la continuación de su sensación corporal, el contacto piel a piel. Sus ojos, sus oídos, el olfato, los telerreceptores han sido estimulados y masajeados y sentirse cerca, oír el latido del corazón, mirar sus ojos le seguriza y tranquiliza. Conectar con la mirada es el primer acto de existencia.

Ciertamente un tiempo de angustia para un bebé, sin conciencia de tiempo, puede suponer una eternidad.

Reich afirmaba que se desarrollaba la función nutricional a partir de que hay una función de placer en la relación Pecho-Boca, en estos momentos el bebé no tiene hambre, tiene necesidad de contacto y calor. Tiende a la búsqueda del placer sexual, de relación vincular, de esta manera mama y se nutre. Así, le permitimos saber cuales son sus propias necesidades y qué es lo que necesita, respetando su propio ritmo. Y durante un tiempo este bebé humano inmaduro busca ese contacto Materno/Paterno, busca su calor, su piel, su latido, busca nutrirse. Necesita sentir ese continuum hasta que su proceso madurativo le permita ir alejándose, separándose de ese objeto de Amor-Placer.

De esta manera, siguiendo a Reich, Portman, Montagu, podemos decir que este Bebé humano nace muy inmaduro y es en este momento que el parto humano tiene lugar, ya que el verdadero nacimiento se produce entre los 9 meses y 1er año de vida. Ciertamente cuando el bebé va y viene gateando hacia su madre, hacia el grupo familiar, es cuando realmente nace al mundo, por lo tanto el Parto sólo es un pasaje, se considera a este período el Período Crítico Biofísico, según los autores anteriormente citados.

Para terminar diré que:

Ciertamente recuperar el Placer del proceso Natural de dar vida y crecer va a ser difícil, ya que el miedo en las mujeres es intenso, hace algunos años podíamos hablar de un miedo lógico, a lo desconocido, hoy en día el miedo paraliza, impide el contacto y el caminar juntos Madre-Bebé.

Se está perdiendo el hecho de que el 90% de los partos eran normales.

Actualmente lo anormal es querer Parir y Amamantar con Placer.

Tenemos que aunar fuerzas los profesionales y las mujeres y hombres que todavía creemos que es posible y que todo este trabajo y forma de hacer y concebir la vida es una fuente de salud para estos bebés hoy, adultos el día de mañana.

   

   

  

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